jueves, 23 de septiembre de 2010

Los seres humanos, al igual que el resto de los animales, estamos formados por órganos, que cumplen diversas funciones y trabajan en conjunto. Como en cualquier máquina compleja, es tan importante el funcionamiento de cada componente como la interacción entre ellos. A continuación, se mencionarán las principale características, el funcionamiento y la interacción entre los distintos sistemas de órganos que componen el cuerpo humano.



Sistema de órganos

El cuerpo de los seres humanos, como el de la mayoría de los animales, está formado por órganos, como el estómago o los pulmones. A su vez, estos órganos trabajan en conjuntos llamados sistemas de órganos (digestivo, respiratorio, circulatorio, etcétera). Cada sistema cumple varias funciones, y todos juntos conforman un individuo. A continuación, se verán los principales sistemas de órganos y algunas de sus características.


El sistema digestivo.


Los alimentos que se ingieren, ingresan en un largo tubo-el tubo digestivo-, el cual posee varias porciones diferentes: comienza con la boca y continúa con la faringe y el esófago; luego se ensancha formando el estómago y vuelve a hacerse un tubo; el intestino delgado y el intestino grueso, que termina en el ano. Los alimentos son degradados a medida que recorren el tubo, para luego ser incorporados al organismo. Lo que no se pudo ser degradado se elimina. El proceso completo se conoce como nutrición. Esta no podría llevarse a cabo sin la colaboración de órganos que vuelcan "jugos" en el tubo digestivo: las glándulas salivales, el hígado y el páncreas que, en conjunto, se denominan glándulas anexas, ya que contribuyen con esos jugos a la digestión pero no pertenecen al tubo.


-El recorrido del alimento


¿Qué le ocurre a un bocado de comida una vez que es ingerido? En la boca, comienza la digestión: mediante la masticación los dientes trituran el alimento. Las glándulas salivales vuelcan saliva a la boca; de este modo favorecen ese proceso, degradando algunos componentes del alimento. Se forma así el bolo alimenticio, que es enviado hacia la faringe; en esto consiste la deglución o el acto de tragar.

De allí, el bolo alimenticio pasa al esófago. Esta porción del tubo tiene la capacidad de empujar el bolo hacia el estómago, mediante movimientos ondulatorios. En el estómago continúa la digestión: las paredes de este órgano fabrican un líquido llamado jugo gástrico, el cual contiene sustancias que continúan con la degradación del alimento. Al mismo tiempo, el estómago se mueve, de modo que se favorece la mezcla del bolo con el jugo gástrico.

Por último el bolo se transforma en una sustancia líquida llamada quimo, que pasará a la siguiente porción del tubo: el intestino delgado. Allí ocurren dos procesos importantes: por un lado, se completa la digestión. Esta vez, intervienen varios jugos: el que fabrica la propia pared del intestino (jugo intestinal), el que genera el hígado (bilis) y el que produce el páncreas (jugo pancreático). Todos ellos continúan degradando el alimento hasta convertirlo en sustancias sufientemente pequeñas como para que ocurra el segundo proceso: la absorción. Esta consiste en incorporar dichas sustancias pequeñas al organismo mediante su pasaje a través de las paredes del intestino. Una vez atravesadas, ingresarán en el sistema circulatorio.


Todo lo que no pudo ser degradado continúa su viaje hacia el intestino grueso. Allí se absorbe agua a través de sus paredes y se forma la materia fecak que, finalmente, será eliminada mediante la egestión.


El sistema respiratorio:


Es el encargado de incorporar oxígeno al organismo para que se efectúe el proceso de la respiración celular aérobica en todas las células, y para eliminar dióxido de carbono, producto de desecho del mismo proceso. Para favorecer la entrada de aire, este sistema es capaz se expandirse (aumentar de tamaño) en la inspiración. Luego, vuelve a su tamaño original, en la espiración, tras eliminar aire.
Está compuesto por las vías respiratorias, que son tubos más o menos rígidos que se van ramificando, por los que cirula el aire, y los pulmones, que son dos órganos de aspecto esponjoso. Cada pulmón está subdividio en pequeñísimas bolsaitas llamadas alvéolos, llenas de aire. Allí ocurre el intercambio gaseoso entre el aire y el sistema circulatorio.


El sistema circulatorio:


Este sistema está compuesto por una red de tubos flexibles llamados vasos, que contienen la sangre y que se ramifican gasta alcanzar todos los rincones del organismo. También se compone de un órgano, el corazón, que impulsa la sangre para que recorra ese circuito de vasos. Este sistema se relaciona estrechamente con el resto y cumple varias funciones:

    * Recibe los nutrientes que fueron abosrbidos a través de las paredes del intestino delgado y el oxígeno, que ingresa en los pulmones. Este sistema distribuye esos nutrientes a todas las células del organismo.
*  Recibe de las células el dióxido de carbono y otros desechos, como la urea. Luego los envía a los órganos encargados de su eliminación: los pulmones reciben el primero: y los riñones, el segundo.
    *  Contiene un conjunto de fragmentos de células (llamados plaquetas) y de moléculas cuya función es formar un coágulo tas endurecer una pequeña cantidad de sangre, en caso de que se produzca una herida. De este modo, se evita la pérdida excesiva de sangre.
    * Contiene las células encargadas de la defensa del organismo: los glóbulos blancos o leucocitos. Ellos forman parte del sistema inmune, cuya función es detectar partículas extrañas, que podrían provocar daños en el organismo, y por los tanto, las ataca.

En la sangre se encuentras, además, otras células, los glóbulos rojos o eritrocitos, que contienen el pigmento hemoglobina, el cual les da su característico color rojo. Estas células son las que transportan ambos gases respiratorios.

-La circulación de la sangre: No todos los vasos del sistema son iguales. Existen dos grandes grupos: las arterias y las venas. Las primeras llevan sangre desde todas las células del organismo hacia el corazóm, mientras que las segundas lo hacen desde el corazón hacia el resto del organismo. Las arterias y las venas más delgadas, es decir, las que se encuentran al final de las ramificaciones se llamas respectivamente capilares arteriales y capilares venosos. Las paredes de los capilares son suficientemente delgadas como para que pasen nutrientes, desechos y gases a través de ellas.

La sangre efectúa el siguiente recorrido: del corazón va a los pulmones, donde se produce el intercambio gaseoso. Luego vuelve al corazón, y desde allí, es impulsada con fuerza hacia todo el organismo. Por último, vuelve al corazón para reiniciar el recorrido. Se dice entonces que existen dos circuitos: el pulmonar y el sistémico.




El sistema locomotor


En realidad, aquí se alude a dos sitemas que, en conjunto, posibilitan los movimientos del cuerpo: el sistema muscular y el óseo (de los huesos). Se pueden diferenciar dos tipos de movimientos: los amplios, relacionados con la locomoción-caminar, correr, baular, acostarse o levantarse, etcétera- y los finos, que requieren mucha precisión, como los de las manos (escribir, acariciar, rascarse, etcétera) o los gestos de la cara, que indican estados de ánimo -enojo, asombro, alegría, etcétera-.

Los huesos forman el esqueleto del organismo. Son rígidos y resistentes. Los de las extremidades son grandes y largos, pero existen otros de diversas formas y tamaños.

Los huesos trabajan coordinadamente gracias a que entre ellos existen articulaciones. Así los huesos de las piernas realizan movimientos armónicos y permiten la locomoción; los de las manos, el asir objetos, los del tronco, rotar y agacharse, etcétera.

Por su parte, los músculos pueden estar en dos estados: el de contracción y el de relajación. La contracción muscular es un proceso que consume mucha energía; en cambio, durante la relajación el músculo vuelve a su longitud original sin consumir energía.

Muchos músculos están firmemente sujetos a los huesos mediante los tendones, de modo que cuando un músculo se contrae, el hueso al cual está unido se ve "tironeado" y se mueve. Otros forman parte de las paredes de los distintos órganos del cuerpo y tienen menor capacidad de contracción.




El sistema nervioso


Este sistema es el centro de operaciones del organismo, controla, regula y da órdenes al resto de los sistemas. Para ello, cuenta con un sistema muy sofisticado y veloz de transmisión de señales entre células. Esas señales reciben el nombre de impulsos nerviosos.


Consta de dos regiones bien diferenciadas. La primera es el sistema nervioso central (SNC) que a su vez, se divide en encéfalo y médula espinal. El encéfalo elabora procesos muy complejos como el razonamiento y la memoria, las sensaciones (que se reciben como estímulos mediante los órganos de los sentidos) y los sentimientos (alegría, tristeza, miedo, euforia, etcétera).

La segunda región es el sistema nervioso periférico (SNP), que consiste principalmente en una red prolongaciones llamadas nervios, que se distribuyen por todo el cuerpo. Los nervios se conectan con los distintos órganos. La información que recibe el SNC desde los distintos órganos viaja por nervios llamados sensitivos. En cambio, la información que viaja hacia los órganos lo hace por los nervios motores.

El sistema nervioso recibe señales del medio externo mediante los órganos de los sentidos. Luego elabora respuestas. En muchso casos las respuestas implican dar órdenes al sistema locomotor, por medio de nervios motores. Pero además, recibe señales del medio interno.

Órganos sensoriales.
 
El sistema tegumentario incluye la piel, el pelo, las uñas y las glándulas que cubren el cuerpo. También incluye los ojos, los oídos, la nariz y la boca. Todos ellos forman parte del sistema sensorial del cuerpo. El mundo se percibe gracias a una serie de mensajes cifrados (impulsos eléctricos) que se envían al cerebro a través de los írganos sensoriales. Nuestra percepción está principalmente desarrollada por la muestra de sonidos que entra en el oído y la muestra de luz que perciben los ojos. Sin embargo, la sensación de tacto, gusto y olfato también son importantes para la percepción del mundo que nos rodea.
  • Oído: El oído está dividido en tres partes: el oído externo, el medio y el interno. Cada sección tiene sus propias funciones dentro de un proceso que convierte las ondas de sonido en impulsos nerviosos, los cuales se transmiten luego al cerebro. El oído externo consta de dos partes: el pabellón y el canal auditivo externo. Esta parte del oído recoge y canaliza los sonidos. El oído medio, o cavidad timpánica, es una pequeña cavidad formada en el hueso temporal y es un intermediario en el procesamiento de la energía acústica. Es el responsable de incrementar la intensidad de las ondas de sonido que entran y de convertirlas en vibraciones mecánicas que pueden viajar fácilmente por el oído interno. Presenta dos partes: un hueso y su correspondiente membrana. Ambas tienen una forma complicada, por lo cual se las denomina laberintos. Cada laberinto tiene tres partes: el vestíbulo, el canal semicircular y la cóclea. El oído interno contiene las células receptoras, las cuales reciben vibraciones mecánicas y las envían al cerebro.
  • Ojo: El globo del ojo se encuentra dentro de la cavidad orbital (cuenca ósea) del cráneo, centrado y a un lado en la parte superior. De todos los sentidos, la vista suele considerarse la más importante. Según se ha estimado, el 80% de la información que percibimos llega al cerebro a través de los ojos. Estos transmiten constantes corrientes de imágenes al cerebro gracias a señales eléctricas y reciben información de los rayos de luz. Estos rayos pueden ser absorbidos o reflejados. Los objetos que absorben todas las partes del espectro solar parecen negros, mientras que los que reflejan toda la luz nos parecen blancos. Los objetos con colores absorben determinadas partes del espectro solar y reflejan otras. Cuando observamos algo, los rayos de luz se reflejan en el objeto llegando al ojo. La luz se refracta por la córnea y pasa a través del humor vítreo y de la pupila hasta el cristalino. El iris controla la cantidad de luz que llega al ojo. A continuación, el cristalino enfoca la luz a través del humor vítreo hasta la retina, formando una imagen invertida y hacia abajo. Las células sensibles a la luz de la retina transmiten la imagen al cerebro mediante señales eléctricas.
  • Uñas: Las uñas son simplemente otra forma de piel. Están formadas por una proteína denominada queratina que presenta un elevado contenido de azufre. Al contrario de lo que se cree, la cantidad de calcio es bastante baja.
  • Las uñas son un indicador de enfermedades. El cambio brusco de su textura, color o ritmo de crecimiento puede ser señal de que es necesario recibir algún consejo médico. Aunque un especialista siempre estudiará las uñas, es imposible diagnosticar una enfermedad sin estudiar otros factores.
  • Mamas: Las mamas (o pechos) son glándulas semiesféricas que se encuentran sobre los músculos pectorales, principalmente sobre el pectoral mayor, en un área entre la tercera y la sexta costilla a cada lado del pecho. Se encuentran tanto en el hombre como en la mujer, aunque en los primeros su forma está poco desarrollada. En las mujeres, e desarrollo  de los pechos suele ser la primera señal de la pubertad. Este desarrollo suele ocurrir alrededor de los 11 años, aunque también puede darse desde los 9 o hasta los 13 años.
  • Nariz: El olfato es el sentido más básico y primitivo. Es unas 10.000 veces más sensible que el sentido del gusto. De hecho, la mayoría de los sabores de la comida se huelen y no se saborean, como corroborará cualquier persona que tenga un resfriado.
  • La congestión nasal evita que las pequeñas corrientes de aire, producidas al masticar y tragar, lleguen a los receptores en el techo de la cavidad nasal. Los receptores olfatorios del ser humano pueden diferenciar varios miles de tipos de olores. Algunas personas tienen mejor olfato que otras. La nariz también juega un importante papel al acondicionar el aire inspirado para la parte inferior del tracto respiratorio. Este acondicionamiento incluye el control de la temperatura y de la humedad y la eliminación de polvo y organismos infecciosos.
  • Piel y pelo: La piel tiene el mayor área de superficie en el cuerpo humano y es el elemento más pesado. En la superficie se encuentran las terminaciones sensitivas y en la parte interior determinados órganos que tienen unas funciones especiales, las glándulas sudoríparas, los folículos pilosos y las glándulas sebáceas. La piel protege los órganos internos del cuerpo de posibles infecciones, lesiones y rayos solares dañinos. También tiene un papel importante en la regulación de la temperatura del cuerpo. Aunque la piel de un adulto puede llegar a pesar alrededor de nueve kilogramos, en algunos lugares es tan fino como el papel.
  • Lengua: La lengua suele ser plana y moderadamente extensible. Consiste en una red de fibras musculares estriadas, tejido fibroso, masas adiposas y linfoides, glándulas salivales y una membrana mucosa protectora. Es un músculo muy móvil que permite degustar la comida, moverla de un lado a otro al masticar, empujarla hasta la faringe (garganta) al tragar y es un órgano imprescindible para poder hablar. Deriva principalmente de la base de la faringe (o tubérculo). Este tubérculo crece hacia delante y se une con otros tejidos de la zona, formando este complejo órgano muscular de múltiples funciones.